Ya hice mi lista
para cuando esto termine
me prescribí dos horas de Marwan
cada seis
y media de Sabina
cada dos.
Ambas recetas
con sus respectivas
lágrimas,
espasmos,
encogimientos
y cuanta avería se junte.
En mi lista es ineludible
la voraz abstinencia
el dolor mudo
y la energía miope.
Me he prohibido el alcohol
la soledad prolongada
las letras de Benedetti y Sabines
los cafés de media tarde
y la música rosa.
Dice que tengo prohibido pensarte
porque sólo así
el vacío va a ralear
y va dejar la intermitencia
para comenzar a irse.
Y yo no dejo de pensar
que esta lista es una mierda
y que estoy rejodida
porque en contra de cualquier prescripción
no dejo de pensarte
de imaginarte en el parabrisas
de masticarte en el sueño
de llorarte en la lluvia
de escribirte en mi piel.